Tiempo estimado: 4 min.

Remordimientos

Escrito por

Alejandro Calderón

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¿Conoces esa sensación de que no debes hacer algo pero igualmente lo haces?  

Hablo de saltarse las reglas, de romperlas, incluso de no querer conocerlas para no supongan una delimitación a la hora de crear. Entiendo que las reglas están para cumplirlas pero… ¿y el dicho de que “Las reglas están para romperlas”? ¿Cómo debemos entender entonces el camino para que el conocimiento, la sociedad o la cultura puedan evolucionar? Quizás podría ser algo como… 

“No hay que tener miedo a saltarse las reglas”.

Con eso no me refiero a hacer cosas ilegales, por supuesto que no. Me refiero a esas reglas, tanto escritas como no, que nos delimitan al crear o a descubrir nuevos horizontes; ya sean logros científicos, estilos de vida o nuevas expresiones artísticas. 

Estoy cansado de que me digan: “Oye, eso no se hace así” cuando estoy haciendo/diseñando/pensando algo con la intención de mejorar o innovar una de forma opuesta a la convencional. Entiendo que los libros están para leerlos y las reglas para mantenernos a todos en una misma dirección. Por ello, romper las reglas no es algo que se deba tomar a la ligera, debes tener una motivación para hacerlo. Ya sea mejorar la productividad o experimentar con nuevos enfoques creativos que den con una tecla que podría gustar a muchos.

Este afán de mejorar o descubrir cosas nuevas con o sin reglas por delante nos ha llevado siempre a ser más creativos, a inventar cosas nuevas o incluso a ponerlas de moda. Claro, que con las riendas sueltas el único límite es el gusto y lo que más nos gusta siempre tiende a la novedad. Si hubiéramos seguido las reglas de siempre, pues seguiríamos vistiendo con camisa, pantalón de pinza y zapatos. Y nunca hubiéramos conocido los trajes de chaqueta con zapatillas Nike, grabar un spot publicitario en 8K para después, en postproducción, meterle ruido y desenfoque o incluso diseñar el coche más rápido del mundo para que no tenga carreteras por las que poder circular a esas velocidades (saludos a la Guardia Civil y a Bugatti). 

A veces prefiero no conocer las reglas, para no sentirme culpable creativamente hablando/diseñando. Con la conciencia limpia, crear o buscar la belleza tiene mi mayor atención. No me preocuparía pensando “esto no se debería hacer de esta forma…” y tirar todas mis ideas por no alejarme mucho de las normas.

Cierto es, que un 99% de esos intentos de reinventarse quedan en nada. Pero eso no significa que debamos de ignorar a nuestra intuición y continuar siempre bajo el paraguas de las normas. Debemos satisfacer nuestra curiosidad e intentar ver el resultado de nuestra idea. 

Al fin y al cabo, nosotros mismo o la sociedad dictará si está bien o mal, si gusta o no. Porque si gusta y es práctico, te aseguro que acabas de romper una regla y dictadon otra nueva.

A la creatividad no se le puede poner fronteras. No insistáis en ponérselas.

¿Conoces esa sensación de que no debes hacer algo pero igualmente lo haces?  

Hablo de saltarse las reglas, de romperlas, incluso de no querer conocerlas para no supongan una delimitación a la hora de crear. Entiendo que las reglas están para cumplirlas pero… ¿y el dicho de que “Las reglas están para romperlas”? ¿Cómo debemos entender entonces el camino para que el conocimiento, la sociedad o la cultura puedan evolucionar? Quizás podría ser algo como… 

“No hay que tener miedo a saltarse las reglas”.

Con eso no me refiero a hacer cosas ilegales, por supuesto que no. Me refiero a esas reglas, tanto escritas como no, que nos delimitan al crear o a descubrir nuevos horizontes; ya sean logros científicos, estilos de vida o nuevas expresiones artísticas. 

Estoy cansado de que me digan: “Oye, eso no se hace así” cuando estoy haciendo/diseñando/pensando algo con la intención de mejorar o innovar una de forma opuesta a la convencional. Entiendo que los libros están para leerlos y las reglas para mantenernos a todos en una misma dirección. Por ello, romper las reglas no es algo que se deba tomar a la ligera, debes tener una motivación para hacerlo. Ya sea mejorar la productividad o experimentar con nuevos enfoques creativos que den con una tecla que podría gustar a muchos.

Este afán de mejorar o descubrir cosas nuevas con o sin reglas por delante nos ha llevado siempre a ser más creativos, a inventar cosas nuevas o incluso a ponerlas de moda. Claro, que con las riendas sueltas el único límite es el gusto y lo que más nos gusta siempre tiende a la novedad. Si hubiéramos seguido las reglas de siempre, pues seguiríamos vistiendo con camisa, pantalón de pinza y zapatos. Y nunca hubiéramos conocido los trajes de chaqueta con zapatillas Nike, grabar un spot publicitario en 8K para después, en postproducción, meterle ruido y desenfoque o incluso diseñar el coche más rápido del mundo para que no tenga carreteras por las que poder circular a esas velocidades (saludos a la Guardia Civil y a Bugatti). 

A veces prefiero no conocer las reglas, para no sentirme culpable creativamente hablando/diseñando. Con la conciencia limpia, crear o buscar la belleza tiene mi mayor atención. No me preocuparía pensando “esto no se debería hacer de esta forma…” y tirar todas mis ideas por no alejarme mucho de las normas.

Cierto es, que un 99% de esos intentos de reinventarse quedan en nada. Pero eso no significa que debamos de ignorar a nuestra intuición y continuar siempre bajo el paraguas de las normas. Debemos satisfacer nuestra curiosidad e intentar ver el resultado de nuestra idea. 

Al fin y al cabo, nosotros mismo o la sociedad dictará si está bien o mal, si gusta o no. Porque si gusta y es práctico, te aseguro que acabas de romper una regla y dictadon otra nueva.

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Hablo de saltarse las reglas, de romperlas, incluso de no querer conocerlas para no supongan una delimitación a la hora de crear. Entiendo que las reglas están para cumplirlas pero… ¿y el dicho de que “Las reglas están para romperlas”? ¿Cómo debemos entender entonces el camino para que el conocimiento, la sociedad o la cultura puedan evolucionar? Quizás podría ser algo como… 

“No hay que tener miedo a saltarse las reglas”.

Con eso no me refiero a hacer cosas ilegales, por supuesto que no. Me refiero a esas reglas, tanto escritas como no, que nos delimitan al crear o a descubrir nuevos horizontes; ya sean logros científicos, estilos de vida o nuevas expresiones artísticas. 

Estoy cansado de que me digan: “Oye, eso no se hace así” cuando estoy haciendo/diseñando/pensando algo con la intención de mejorar o innovar una de forma opuesta a la convencional. Entiendo que los libros están para leerlos y las reglas para mantenernos a todos en una misma dirección. Por ello, romper las reglas no es algo que se deba tomar a la ligera, debes tener una motivación para hacerlo. Ya sea mejorar la productividad o experimentar con nuevos enfoques creativos que den con una tecla que podría gustar a muchos.

Este afán de mejorar o descubrir cosas nuevas con o sin reglas por delante nos ha llevado siempre a ser más creativos, a inventar cosas nuevas o incluso a ponerlas de moda. Claro, que con las riendas sueltas el único límite es el gusto y lo que más nos gusta siempre tiende a la novedad. Si hubiéramos seguido las reglas de siempre, pues seguiríamos vistiendo con camisa, pantalón de pinza y zapatos. Y nunca hubiéramos conocido los trajes de chaqueta con zapatillas Nike, grabar un spot publicitario en 8K para después, en postproducción, meterle ruido y desenfoque o incluso diseñar el coche más rápido del mundo para que no tenga carreteras por las que poder circular a esas velocidades (saludos a la Guardia Civil y a Bugatti). 

A veces prefiero no conocer las reglas, para no sentirme culpable creativamente hablando/diseñando. Con la conciencia limpia, crear o buscar la belleza tiene mi mayor atención. No me preocuparía pensando “esto no se debería hacer de esta forma…” y tirar todas mis ideas por no alejarme mucho de las normas.

Cierto es, que un 99% de esos intentos de reinventarse quedan en nada. Pero eso no significa que debamos de ignorar a nuestra intuición y continuar siempre bajo el paraguas de las normas. Debemos satisfacer nuestra curiosidad e intentar ver el resultado de nuestra idea. 

Al fin y al cabo, nosotros mismo o la sociedad dictará si está bien o mal, si gusta o no. Porque si gusta y es práctico, te aseguro que acabas de romper una regla y dictadon otra nueva.

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“No hay que tener miedo a saltarse las reglas”.

Con eso no me refiero a hacer cosas ilegales, por supuesto que no. Me refiero a esas reglas, tanto escritas como no, que nos delimitan al crear o a descubrir nuevos horizontes; ya sean logros científicos, estilos de vida o nuevas expresiones artísticas. 

Estoy cansado de que me digan: “Oye, eso no se hace así” cuando estoy haciendo/diseñando/pensando algo con la intención de mejorar o innovar una de forma opuesta a la convencional. Entiendo que los libros están para leerlos y las reglas para mantenernos a todos en una misma dirección. Por ello, romper las reglas no es algo que se deba tomar a la ligera, debes tener una motivación para hacerlo. Ya sea mejorar la productividad o experimentar con nuevos enfoques creativos que den con una tecla que podría gustar a muchos.

Este afán de mejorar o descubrir cosas nuevas con o sin reglas por delante nos ha llevado siempre a ser más creativos, a inventar cosas nuevas o incluso a ponerlas de moda. Claro, que con las riendas sueltas el único límite es el gusto y lo que más nos gusta siempre tiende a la novedad. Si hubiéramos seguido las reglas de siempre, pues seguiríamos vistiendo con camisa, pantalón de pinza y zapatos. Y nunca hubiéramos conocido los trajes de chaqueta con zapatillas Nike, grabar un spot publicitario en 8K para después, en postproducción, meterle ruido y desenfoque o incluso diseñar el coche más rápido del mundo para que no tenga carreteras por las que poder circular a esas velocidades (saludos a la Guardia Civil y a Bugatti). 

A veces prefiero no conocer las reglas, para no sentirme culpable creativamente hablando/diseñando. Con la conciencia limpia, crear o buscar la belleza tiene mi mayor atención. No me preocuparía pensando “esto no se debería hacer de esta forma…” y tirar todas mis ideas por no alejarme mucho de las normas.

Cierto es, que un 99% de esos intentos de reinventarse quedan en nada. Pero eso no significa que debamos de ignorar a nuestra intuición y continuar siempre bajo el paraguas de las normas. Debemos satisfacer nuestra curiosidad e intentar ver el resultado de nuestra idea. 

Al fin y al cabo, nosotros mismo o la sociedad dictará si está bien o mal, si gusta o no. Porque si gusta y es práctico, te aseguro que acabas de romper una regla y dictadon otra nueva.

A la creatividad no se le puede poner fronteras. No insistáis en ponérselas.

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